Triada
ESCRITO Nº47
Francamente Triada nunca me gustó mucho en si mismo, pero al parecer no tuvo la misma percepción en otras personas.
En Florencio Varela, y para la época donde estudiaba el primer o segundo año del profesorado en prácticas del lenguaje me inscribí en una capacitación llamada "Docentes Escritores", había una consigna que era escribir un relato breve acerca de algún lienzo en distintos libros de arte, yo elegí el "Jardín de las delicias" de Él Bosco.
Francamente Triada nunca me gustó mucho en si mismo, pero al parecer no tuvo la misma percepción en otras personas.
En Florencio Varela, y para la época donde estudiaba el primer o segundo año del profesorado en prácticas del lenguaje me inscribí en una capacitación llamada "Docentes Escritores", había una consigna que era escribir un relato breve acerca de algún lienzo en distintos libros de arte, yo elegí el "Jardín de las delicias" de Él Bosco.

Triada
Finalista de
"Escritura Compartida 2012" de CEN Ediciones.
En un mundo de tierras lejanas, con puertas,
muchas puertas, que a veces abren, pero siempre cierran.
En un mundo de puertas lejanas, con tierra,
mucha tierra, y una puerta, abierta.
Dentro va, deseo viene, al otro lado del
umbral mira, lo que atrás queda, una puerta de tierra con muchos mundos que a
veces cierran, pero siempre abren.
No te olvides nunca, de cerrar la puerta, o de
dejarla abierta.
Avanza unos pasos, no mires, y avanza.
El color huele animal, lo que piso sabe a luz,
y veo prospero a deseo, saludar desde la puerta.
En un centro liquido, un monumento se alza,
dentro algo me observa, y no contemplo reacción, diviso figuras montañas, yo
pelo en hebras, no, no yo, bulto uniforme. Otro yo, con falo aprecia, yo y yo
se miran, no pueden verse, algo avecina.
Una contemplación que consterna, lago oscuro
de quimeras, y a la derecha, ¿Hay una derecha?, otra puerta abierta.
Pasa unos avances, mira, y pasa.
Montículos de yo, alas de muchos olores y
picos suavemente puntiagudos, yo danzando, círculos cuadrados, yo bebiendo,
rondas literales, yo comiendo, roja carne del fruto, yo besando.
Nuevamente me observa, nadie fija su
presencia, y en una nueva derecha se increpa una nueva puerta, porque ahora
tengo una izquierda, y otra puerta entreabierta.
Camina con cautela, no pierdas lucidez, y
cuídate del yo sectario, hacia la puerta ve.
No mires, no avances, no pases, no. Pero ya
estas dentro.
Todo se tensa, escena claro oscura, las
figuras no son pálidas, se perdió y ahora no es suficiente, destellos a
distancias irrefutables, más ausencia de luz.
Vuelve, el tiempo no te ha visto aún.
Inicia trayecto en un sendero, azufre por
doquier, un estanco de negro, putrefacto sugiere, modulo mi andar, quimeras y
algunos yo contorsionan cuerpos en uno, el sonido es música, la música
deteriora, aquí realmente esta oscuro.
Nada me pide que vuelva, nadie me reclama que
avance.
Continua, despojos del yo colgados, muecas de
azar con semblante encontrado, filos por doquier, tajaran tu ser de un
descuido, imposible avanzar sin perder una mitad.
Ya no se interesa por uno mismo.
Retrocede vorazmente, atrás no es lo mismo, no
hay derecha, solo izquierda, encuentra el tiempo, lo destruye todo; un ser
fibroso con sus hojas seduce, penetra todo recodo de otro yo; y esta eso, con
ojos y pico pero no alas, devorando involutamente todo ser.
Y corre de ellos, sin dirección, sin convicción.
Y huye hacia ellos, porque no hay jardín en el
camino, solo un fantasma equivoco, viajando sin cesar.
Y hace eco en mí, la puerta al cerrar.
Oscuro, dantesca escena de desesperacion y sensacion de vacío. Da la sensación de avanzar hacia lo desconocido que resulta mucho más abajo de las expectativas y sin muchas esperanzas de mejorar. Me gusto, es otro de tus textos donde el espíritu parece atravesar una picadora y a la carne no le queda otra que seguir por inercia.
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