Yume

ESCRITO Nº41

Cuando escribí Yume estaba en mi temporada donde me juntaba mucho a jugar casual de MTG (Magic The Gathering) con amigos y había una leyenda de una de las cartas que particularmente me llamaba la atención, el "Acechador Onírico", a la vez pensaba en lo retorcida que era la trama del videoclip de Vocaloid titulado "Alice's human sacrifices".

La cita decía así:
"¿Que sucede cuando el sueño es el que despierta y el soñador el que se desvanece en la memoria?"

Yume

(Lunes 2 de Septiembre, 2013)

Existió una vez un sueño muy pequeño, nacido en la mente de un niño febril con delirios de grandeza. Este sueño a diferencia de los demás era consciente de la longevidad de su existencia, por lo que no deseaba dejar de ser soñado, se repetía a si mismo angustiosamente una y otra vez “No quiero dejar de existir”.
 Entonces tuvo una idea, decidió atrapar a su soñador en un estado de placer para que nunca quisiera dejar de soñarlo. Moldeó un mundo lleno de colores, sonidos, aromas, criaturas oníricas que solo un sueño seria capaz de crear gracias a todos los recursos que la mente del pequeño le brindaba, incluso bautizó a su recién creado reino con un nombre de un cuento para niños muy popular, lo llamó “El País de Las Maravillas”.

Poco duro su tranquilidad, puesto que al poco tiempo halló que su pequeño recipiente se debilitaba con el paso de los días, fue rápida su deducción, ya que un niño que solo duerme y, no bebé ni se alimenta, se marchita a la misma velocidad que una flor en un florero sin agua.
 Más veloz aun fue su reacción, y al ver su esencia en peligro nuevamente descubrió que podía sentir la presencia de otras personas con otros sueños y que, justo cuando estos parecían estar a punto de despertar, este podía tomar el lugar del ya extinto sueño para empezar con su telaraña onírica.
 Triste era el destino para este sueño pequeño, porque no todos los soñadores son iguales. El brindaba un reino de paz y prosperidad, y ellos soñaban con destrucción y desesperanza. Poco a poco su naturaleza fue cambiando, absorbió todos los excedentes de sueños pasados, deseos que solo los seres humanos cobijan en lo más profundo de su inconsciente. Y así se abandonó, al amplio conocimiento de la locura tardía, y fue en su delirio que, bajo el aspecto de una pesadilla decidió juzgar a un último soñador. Mortificándolo, desterrándolo de este destrozado país de las maravillas, y finalmente, despertando.